El otoño ha dejado paso al invierno. Y con él, se van los colores propios de la estación que hemos despedido: el verde que cubría a los árboles de hoja caduca se transforma en un abanico de colores, que va desde el ocre hasta el naranja.
Es algo cotidiano. A todos se nos ha pasado alguna vez regar las plantas. Ya sea porque volvemos de un fin de semana fuera, de unos días de vacaciones o, sencillamente, porque nos hemos olvidado.